Un blog de Estela Cousillas y Emily Paladines
¿Qué es el Star System?

Viajemos un par de años atrás y situémonos más o menos en el nacimiento del cine, finales del siglo 19 y comienzos del 20. En ese momento el cine no era considerado más que un mero entretenimiento, no se conocía como un arte como pasa hoy en día. Más bien el cine era visto como un juguete.
Sin embargo, el teatro sí era considerado toda una actividad de lujo. Los actores y actrices de Broadway, por ejemplo, eran idolatrados y generaban bastante admiración, incluso tenían bastante influencia. Pero el papel del actor de cine no existía en esta época, entonces, ¿quién interpretaba los papeles en las películas? Al principio, era la gente de a pie la protagonista de los films de los hermanos Lumiere, por ejemplo. Estos grababan a gente normal haciendo las labores de su vida cotidiana como ir a trabajar, comprar el pan o simplemente pasear por la calle.
Los actores de teatro repudiaban ser relacionados con el cine, lo veían con muy malos ojos. Pero cómo no, por dinero muchos empezaron a aceptar papeles en producciones cinematográficas. No fue de manera desinteresada, obviamente, todo esto lo hacían con una condición: que no se les acreditase en la película para no perder su prestigio. Esto te sonará muy loco ya que, a día de hoy, cualquier persona que se dedique a la actuación haría cualquier cosa con tal de salir en una producción al nivel de Hollywood entonces, ¿por qué hacían esto los actores de teatro en su día? Pues por el mero hecho de lo que comentamos anteriormente, el cine en ese momento iba dirigido, sobre todo, a la clase baja. Era una actividad despreciada por ir dirigida a pobres y estar relacionada con ella te hacía parecerlo
Hedy Lamar
Otro aspecto por el que los actores y actrices de teatro no querían formar parte de la industria cinematográfica era porque hasta ese entonces, todas las películas eran mudas, no estaba implantado el sonido en el cine tal y como lo conocemos a día de hoy. Pero, ¿qué pasa con esto? Pues básicamente lo que pasa es que la voz de los actores o actrices era uno de sus bienes más preciados. Es su principal herramienta a la hora de actuar y en el cine esa herramienta deja de tener sentido ya que lo aquí lo importante pasa a ser la expresión corporal de los intérpretes.
En los años 20 Hollywood fue asentando las bases del cine a nivel mundial. Nacen productoras como la Warner Bros Studios o The Metro Goldwyn Mayer, entre otras. Poco a poco todas las piezas empezaban a encajar y se dio la sinergia perfecta para que el cine se fuera convirtiendo en la forma de entretenerse y pasarlo bien más demandada de todo el mundo. Las películas de esta época se producían todas con el mismo presupuesto y además todas coincidían en algo: hacían fantasear al público de que todos los sueños se pueden hacer realidad.
En aquel momento las películas no eran entendidas como lo son a día de hoy. El concepto de interpretación, por ejemplo, dista mucho de cómo lo entendemos ahora. Cada actor y actriz tenía asignado un rol, y estaba obligado a perfeccionar y estirar este rol lo máximo posible. Salirse de esa concepción significaba el fin de su carrera. En ese momento la gente pensaba que todo lo que saliese en la gran pantalla era realidad, costaba mucho diferenciar estar de la ficción. Esto hacia que la audiencia esperase de una actor que tuviese la misma personalidad que cuando actúa en una película. Se esperaba de ellos en la vida real que fuesen sus personajes y no personas.
Esto lleva a entender otra característica de esta época: emparejar a actores y actrices como si fueran cromos de Pokemon. Si la película en la que salían triunfaba y gustaban como pareja al público, estos estaban obligados a rodar más películas juntos. Hoy en día esto sigue pasando lo que de manera mucho más natural, fluida y consentida por ambas partes. Por ejemplo: Mia Farrow y Woody Allen que han trabajado en más de 10 películas juntos o Katherine Hepburn y Spencer Tracy que además de ser pareja dentro de la pantalla, también lo fueron fuera de ella. Estos dos llegaron a rodar 9 películas juntos. Otro ejemplo es el de Tom Hanks el cual puede parecer que su pareja cinematográfica siempre ha sido Meg Ryan, pero lo cierto es que ha aparecido más veces con su esposa, Rita Wilson.
Pero esto va todo más allá. Una de las actividades que ejercía Hollywood para potenciar esta fábrica de estrellas era tener el control de las vidas privadas de los actores. Los estudios decidían qué comían, cómo vestían e incluso, en muchos casos, con quién se acostaban. Pero para que todo esto fuese creíble, contaban con el apoyo de los medios de comunicación sensacionalistas como la prensa del corazón. Por ejemplo, en muchas ocasiones era Hollywood quien incluso le cambiaba el nombre a las estrellas para hacerlos más comerciales. Esto es una cosa que a día de hoy se sigue haciendo. Si bien es cierto que ya no se hace con la condición de ser algo obligatorio para alcanzar el éxito pero el fin sigue siendo el mismo, cuanto más comercial mejor. Por ejemplo, Natalie Portman en realidad se apellida Hershlag, mucho más difícil de pronunciar. Un dato curioso es que las actrices con nombres latinos preferían cambiárselo a uno con resonancia anglosajona, hasta que llegó Tara Leigh Patrick y decidió pasar a llamarse Carmen Eletra.
En definitiva, los magnates de Los Angeles decidían qué personalidad tenían que tener los interpretes de sus películas, cómo ser. Actores que se mostraban como galanes u hombres duros en la pantalla realmente podían ser todo lo contrario en la vida real: inseguros y vergonzosos. Eso sí, no podrían mostrase así nunca ante el público. Tenían que transmitir siempre la imagen idílica que les correspondía al personaje que interpretaban.
Todo esto se resumía en una especie de contrato moral que hacían firmar las productoras a los intérpretes. Se les prohibía la libertad de orientación sexual, se les prohibía beber, fumar o consumir drogas. En general, se les prohibía prácticamente todo. Se les obligaba a mantener esa imagen ficticia que los estudios habían diseñado para ellos. Cualquier cosa que les hiciera salirse de ese camino estaba determinantemente prohibida. Pero, esto siempre y cuando a los estudios les interesase porque aunque parezca contradictorio, el consumo de drogas sí estaba permitido siempre y cuando estas fuesen administradas a los intérpretes por las productoras para mejorar su rendimiento. Por ejemplo, la actriz del Mago de Oz, Judy Garland, consumía junto al resto del elenco anfetaminas para poder aguantar jornadas de rodaje maratonianas de 20 horas.
La Segunda Guerra Mundial supone un punto de inflexión para este sistema. Los intérpretes por fin empiezan a ser los dueños de sus decisiones, eligen qué películas interpretar y escogen que parte de su vida privada hacer pública. Con ello el star system como se conocía en esa época se va debilitando y en la década de los 70 se le puso punto y final a ese libertinaje que sufrían los actores.
Por fin la llegada de nuevos valores a la industria se hace realidad. Aparecen nuevas figuras bastante relevantes e influyentes que hacen que empecemos a ver el cine con otros ojos. Entre esas personalidades encontramos a George Lucas, Steven Spilberg, Martin Scorssese que implantan en Hollywood un nuevo método de interpretación en el que el actor o actriz no tenía que hacer de él mismo sino interpretar de verdad un personaje ficticio.
Estela Cousillas Morales
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