Un blog de Estela Cousillas y Emily Paladines
El Star System hoy

El Star System empezó siendo un sistema que surgió en los años 20, coincidiendo con la época dorada de Hollywood. En él, las productoras obligaban a personajes públicos relevantes a comportarse de una determinada manera mediante la firma de una especie de contrato moral en el que se les prohibía cualquier tipo de libertad y todo aquello que les hiciera salirse de esa imagen ficticia que los estudios habían creado para ellos. Era como una vida inventada que tenían que vivir tanto en las películas como en su vida real.
La Segunda Guerra Mundial supuso un punto de inflexión para este sistema. Los intérpretes empiezan a ser los dueños de sus propias decisiones y con ello, el Star System se va debilitando.
En la actualidad el Star System sigue existiendo pero de una manera muy diferente. Las productoras ya no obligan a los intérpretes a llevar una vida que no desean, tampoco los emparejan con otros actores o actrices en la vida real para conseguir más credibilidad en sus películas. Ahora, ellos deciden qué hacer y qué contar sobre su vida. Tienen la capacidad de elegir en cualquiera de los ámbitos. Entonces, ¿se podría decir que el Star System ya no existe? Sí era lo que lo definía, ¿no?
Por supuesto, era lo que definía al Star System de aquellos tiempos. A día de hoy, ha cambiado, pero eso no significa que haya dejado de existir. Simplemente que ahora, es de una manera diferente.
El Star System actual sigue basándose en seleccionar a personajes públicos relevantes para la interpretación de papeles importantes en películas o series de televisión para darle un mayor valor y así llegar a más público. Pero las productoras ya no tienen autoría sobre los actores y actrices, sino que son ellos quienes tienen la posibilidad de decisión sobre las propuestas que se les ofrecen. Además, el hecho de que en tal caso se acepte ese papel, no supone que tenga que comportarse, o en general, vivir, en su vida real, como ese personaje lo es. Tampoco está obligado a cohibirse de ningún tipo de libertad aunque ésta se salga o se contradiga con el personaje al que interpreta en dicha película o serie. Es decir, que las productoras separan la vida ficticia del personaje creado para ese contenido audiovisual y la vida real del actor o actriz que interpreta ese papel. Ya no tienen poder sobre su vida y mucho menos sobre su persona.
Ahora, aunque ya no se someta a llevar otra vida no correspondiente a los artistas, ¿qué consecuencias siguen teniendo por el hecho de trabajar en un ámbito en el que no se han especializado? Recordemos que son personajes públicos relevantes, no actores ni actrices profesionales, ni con un recorrido previo.
La primera respuesta de la sociedad es la sorpresa, una sorpresa acompañada de confusión. La gente se pregunta: ¿Qué pinta X ahí? ¿Desde cuándo es actor o actriz? Y son directamente acompañadas de un rechazo indignante.
La gente está cansada de que las productoras elijan contratar a figuras populares en lugar de a profesionales del sector. Pero si indagamos en ejemplos de películas actuales en las que las productoras han recurrido a la incorporación de caras conocidas para que la película tenga mucho más éxito, ¡todas son exitosas! Efectivamente la táctica funciona, y si funciona, es porque mucha más de la audiencia media que la hubiese visto, la ha visto, y precisamente por la aparición de alguien reconocido.
Entonces, ¿Tienen sentido las quejas que la misma audiencia ha proporcionado? ¿Tiene sentido ese éxito que reclama? ¿Cuál es el verdadero descontento del público?
Muchos afirman que es una falta de respeto hacia la profesión, que se toma como que cualquiera podría hacerlo, y que se les debería dejar realizar el trabajo a quienes realmente se han capacitado para ello. Y es cierto que se les debería dejar paso a quienes saben como hacer el trabajo, pero recordemos que esta profesión viene acompañada en gran parte por algo con lo que se nace; el talento. Y aunque claro que hay que formarse y saber sobre lo que se hace, pero: “Se tiene o no se tiene”.
Muchos actores y actrices que en la actualidad son aclamados por el público no tienen estudios interpretativos. Por lo que llegamos a la conclusión de que existe una hipocresía general. Porque a todos esos intérpretes nadie les protesta nada. Y sin embargo, a otros que públicamente sí que se sabe que no tienen un recorrido previo, ¿si? Algo no encaja.
En la industria cinematográfica actual cualquier joven con aspiraciones artísticas puede incorporarse a una agencia y tener la posibilidad de ser enviado a un casting para un proyecto audiovisual. Y llegar, incluso, a ser la estrella del momento. Y eso es así porque vivimos en una democratización en la que “cualquiera” puede conseguir un papel, dentro de unos mínimos estándares. Los buenos actores o actrices “ya no importan” como tal, lo importante es que sean mediáticos y que atraigan al público. Nada más. Ejemplos de ellos son personas destinadas a ser estrellas del mundo del espectáculo porque la industria les ha colocado en un lugar privilegiado. Y, sin embargo, jóvenes que a pesar de tener una muy buena preparación, por desgracia no van a tener tanta suerte.
El Star System de hoy en día sigue existiendo y lo seguirá haciendo porque, a pesar de que las condiciones hayan cambiado, el método sigue siendo el mismo: La contratación de alguien querido por el público para generar más reconocimiento en una película. Es un As que las compañías se guardan bajo la manga, porque es real, funciona y la prueba de ello, son las visualizaciones de la audiencia.
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Emily Paladines Zumba